Panamá, 4 feb (PL) Resulta impactante tener a Mariano Rivera, a menos de tres metros, hablando de su vida y obra, de la Serie del Caribe que comenzó hoy aquí, de su legado en el béisbol y del mítico Jackie Robinson, el eterno 42.
Cuando llegué a Grandes Ligas me dieron el 58, pero luego me bajaron a las Menores. Al tiempo volví a subir y entonces cogí el 42. Confieso que en ese momento no tenía idea del significado de ese número, enfatizó Mariano, el único hombre en acceder al Salón de la Fama de Estados Unidos de manera unánime.
En el momento que retiraron el 42 de los equipos en 1997, fue cuando entendí quién era el hombre que usaba esa camiseta y lo que representaba para el béisbol y para la sociedad, añadió El Sandman -por la canción de Metallica-, como conocen a Mariano, panameño de pura cepa, de Puerto Caimito.
Acto seguido, en tono nostálgico y la voz entrecortada, el mítico cerrador de los Yankees recordó que gracias Robinson «se abrieron las puertas para nosotros (los negros y los latinos), para las minorías, nos permitió entrar al béisbol de Grandes Ligas».
Su legado es inmenso. Me siento muy orgullo y agradezco a Dios por haber sido el último jugador de todas las Mayores en llevar el 42 en la espalda. Desde el momento que supe su significado, me esforcé, acepté el desafío y trabajé muy duro para dignificarlo, remarcó en conferencia de prensa.
Mariano Rivera, líder en juegos salvados en la historia de la gran carpa, con 652, se retiró en 2014 con el número 42 en su espalda, el mismo que llevó durante toda su carrera Jackie Robinson, el primer negro que jugó en Grandes Ligas, el hombre que rompió barreras raciales y sociales allá por 1947.
En su carrera de 19 temporadas en las Mayores, siempre con los Yankees de Nueva York, Rivera dejó un selló único más allá de sus estadísticas estratosféricas de salvados y efectividad: la recta cortada.
Nadie me la enseñó. Incluso, alguna vez trabajamos con el coach de pitcheo y el catcher de bullpen, para que la pelota no se moviera. Era natural. Dios decidió que fuera así. Mi recta se movía porque estaba destinada a moverse, explicó.
El mejor relevista de la historia del deporte marcó una época con su recta cortada. Ese lanzamiento, de alguna manera, cambió el béisbol y hasta nuestros días parece indescifrable para los bateadores. Cuando lanzaba Mariano, sobre todo en postemporadas, era incluso más «imbateable».
Mariano lanzó la primera bola de la Serie del Caribe de béisbol, que comenzó hoy en el estadio Rod Carew de Panamá.
Precisamente, Carew y el Sandman son los únicos panameños exaltados en el Salón de la Fama de Cooperstown, junto a otros inmortales como Babe Ruth, Lou Gehrig, Mickey Mantle, Yogi Berra, otros mitos antológicos de los Mulos del Bronx.
Rivera también tuvo un momento para expresar su deseo de que Derek Jeter, su compañero durante muchos años en los Yankees, acceda a Cooperstown el año próximo, también en calidad de unánime.
En su «alocución», Mariano, fan confeso de Roberto Clemente y admirador de Edgar Martínez, dos integrantes del Salón de la Fama, exhortó al pueblo panameño a llenar las gradas del Rod Carew para apoyar la hSerie del Caribe, que regresa a suelo panameño por primera vez desde 1960.
Estoy contento que el béisbol del Caribe haya venido a Panamá, esperemos que nuestro país sea integrado y que pronto pueda ser un equipo más en la Serie. Tenemos el nivel como país para representar a nuestro pueblo, manifestó.
En la conferencia de prensa dedicó un tiempo a hablar de los cubanos que pasaron por su vida y lo ayudaron en su carrera profesional, entre ellos el exlanzador Orlando «el Duque» Hernández y el entrenador de pitcheo José Manuel Cortina.
Mariano Rivera defendió durante 19 años la franela de los Yankees. En mil 115 juegos tuvo 652 rescates y un porcentaje de efectividad ajustado (ERA+) de 205, ambas cifras representan topes para la historia de la Gran Carpa.
En 2005 y pese a ser relevista cerrador, estuvo a punto de ganar el premio Cy Young al mejor lanzador de la Liga Americana, aunque finalmente ocupó el segundo lugar.
En total, además de asistir a 13 Juegos de las Estrellas, Mariano ganó cinco anillos en Series Mundiales, y en playoffs promedio para 0.70 de efectividad.
De ahí su apodo titánico: Cuando Mariano entra a lanzar, «Apaga y Vamos».